Se espera una Orden inminente de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía sobre el procedimiento para suscribir compromisos educativos y de convivencia con las familias.
El padre está empleado a jornada completa como encargado en una pequeña empresa que fabrica piezas metálicas para usos diversos. Antes de ir a casa a mediodía, entra en el bar de su amigo Toni a beberse unas cañas. Cuando sube a casa, su mujer está recogiendo la cocina y los hijos en sus habitaciones respectivas. Toma el almuerzo en la mesa del comedor y después se sienta un rato en el sillón reclinable. No echa más de media hora de siesta. Vuelve al trabajo hasta las ocho de la tarde. De nuevo, a la salida, hace una paradita en el mismo bar. Por la noche, frente al televisor, se limita a picar algo. Sin embargo, la mayoría de las noches le pide a su mujer que le caliente un vaso de leche que suele migar con un par de magdalenas.
El padre está empleado a jornada completa como encargado en una pequeña empresa que fabrica piezas metálicas para usos diversos. Antes de ir a casa a mediodía, entra en el bar de su amigo Toni a beberse unas cañas. Cuando sube a casa, su mujer está recogiendo la cocina y los hijos en sus habitaciones respectivas. Toma el almuerzo en la mesa del comedor y después se sienta un rato en el sillón reclinable. No echa más de media hora de siesta. Vuelve al trabajo hasta las ocho de la tarde. De nuevo, a la salida, hace una paradita en el mismo bar. Por la noche, frente al televisor, se limita a picar algo. Sin embargo, la mayoría de las noches le pide a su mujer que le caliente un vaso de leche que suele migar con un par de magdalenas.
La madre lleva un par de años en paro. Cuando alguna compañera de la empresa temporal para la que trabajó de forma regular se pone enferma, la llaman para hacer la limpieza de dos bloques de pisos del centro de la ciudad. Mientras friega las escaleras, suele escuchar música en el ipod que sus hijos le regalaron las últimas navidades. Son canciones que hablan de pasiones, de amores, de orgullo, de rebeldía. Canciones interpretadas por artistas que tuvieron su momento de gloria cuando ella era una adolescente. Por las tardes, se turna con su hermana para atender a su madre que padece Alzheimer. No se queja por ello. Gracias a la Ley de Dependencia, una mujer viene por las mañanas y la levanta, la asea, cocina y lava su ropa. Cuando ella llega, se sienta junto a la anciana en el pequeño comedor y juntas ven la televisión. Cambia una y otra vez de cadena a medida que observa que la madre empieza a desvariar más de la cuenta o se pone algo violenta. Cuando termina de preparar la cena para las dos, ya tiene lista la comida de su familia para el día siguiente. No se acuestan tarde. Algunas veces, cuando está a punto de marcharse y le ha hado un beso de despedida a esa mujer que tanto carácter tuvo en su día; a veces, repito, la anciana le pregunta por qué está triste. Con ese novio que tienes, hija, pedazo de hombretón. Entonces ella le contesta que no está triste, que es esa expresión que heredó de su padre. ¿Te acuerdas de él, mamá?, le pregunta. Claro, hija mía. Ahora debe de estar en la lonja, a saber a qué hora que vendrá.
La posesión que más valora la hija mayor es su ordenador. Con este aparato pasa las horas muertas chateando con sus amigos en una conocida red social. Cuando la conversación no da para más, quedan en los soportales de la urbanización que han construido en el barrio. Allí acude su amiga Jessi, el Víctor, el coletas. Si no tienen tabaco, se rifan a quién le toca pedir un cigarro y de paso pillar un paquete de pipas. El primer sábado de mes va con Jessi al centro, de compras. Allí sí que disfruta. Entonces siente que no hay diferencia entre las pijas y ella. También ella tiene dinero para cogerse unos vaqueros o una camiseta guay.
El menor juega muy bien al fútbol. Comenzó desde muy pequeño y está federado. Entrena tres veces a la semana. No tiene buena relación con su hermana. Incluso ha ido a peor desde que se estropeó su ordenador y su hermana no le permite utilizar el suyo. Está comenzando a salir con una compañera de clase. Se escriben mensajes en el móvil constantemente. Los de él son concisos y directos. Ella se enrolla cantidad, según su opinión. Se ven principalmente los fines de semana, pero casi nunca solos. Él prefiere que se muevan con otros amigos de la clase, aunque siempre se van antes que el resto para poder charlar de sus cosas y besarse mientras la acompaña a casa. Con sus padres tampoco se entiende mucho. Como no tiene buenas notas, lo castigan dejándolo sin saldo para el teléfono o encerrado en casa algún día. Qué ganas tiene de cumplir dieciocho años.
Ayer, la profesora de guardia llamó, en vano, varias veces al padre y a la madre para que viniesen por la hermana mayor, pues decía encontrarse con fiebre. Al final, vino a recogerla su abuelo paterno. Perdón por la espera, se disculpó el hombre. Es que el autobús tarda media hora en pasar por mi calle.
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